
El Día Internacional de Cero Desechos se celebra el 30 de marzo de cada año y fue establecido por la ONU para promover prácticas sostenibles que reduzcan la generación de residuos y fomenten la reutilización y el reciclaje. Desde el Instituto Jane Goodall Chile nos hemos propuesto como meta promover la conservación ambiental, la reducción de residuos y el consumo responsable, por lo que destacamos la relevancia de este día.
Esta conmemoración va en la línea de dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la misma ONU para este 2030: Ciudades y Comunidades sostenibles (11) y Producción y Consumo Responsables (12). Pero más allá de las formalidades, al analizar las cifras, queda en evidencia el daño que las malas prácticas industriales e individuales le están haciendo a nuestro planeta.
El panorama global
Si miramos en retrospectiva, desde 1970, la extracción de recursos ha aumentado más del triple, con un incremento del 45 % en el uso de combustibles fósiles. Para ponerlo en perspectiva: estamos utilizando el equivalente a 1,6 Tierras para mantener nuestro actual modo de vida, y los ecosistemas no pueden seguir el ritmo de nuestras demandas (ONU). Necesitamos un cambio.
La cantidad de residuos que producimos es estratosférica: cada año se recolecta en el mundo una cantidad estimada de 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos. La gran pregunta es cómo podemos contribuir a que estas cifras disminuyan y en esto los expertos concuerdan: “si no se puede evitar el desecho, el reciclaje permite ahorrar recursos de manera sustancial. Por ejemplo, por cada tonelada de papel reciclado, se pueden salvar 17 árboles y un 50 % de agua”, mencionan desde Naciones Unidas.
El reciclaje no solo da trabajo a millones de personas, sino que tiene un impacto directo en la protección del medio ambiente, la conservación de recursos naturales y la salud pública. Y aún queda mucho por hacer: solo se ha reciclado un 9 % de todo el desecho del plástico que se ha producido a lo largo de la historia y la mayoría aún está acumulado en vertederos, basureros o en el medio ambiente.
El cambio parte por casa
Según el Informe del Estado del Medio Ambiente (2023) del Ministerio de Medio Ambiente de Chile, para el año 2020 fueron generados 18 millones de toneladas de residuos. De este total de residuos, el 96,7% fueron clasificados como residuos no peligrosos y 3,3% fueron residuos peligrosos. “Conjuntamente, fueron generados 7,9 millones de toneladas de residuos municipales para una población de 21 millones de habitantes. El promedio de residuos municipales generados al día por habitante fue de 1,03 kilogramos”, mencionan.
La situación a nivel país no es nueva, y esto ha llevado a que se legisle al respecto. Por ejemplo, hoy existe la denominada “Ley REP” o Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que obliga a los productores a hacerse cargo de los residuos de sus productos al final de su vida útil, estableciendo metas para reciclar más y reducir el impacto ambiental. Al mismo tiempo, esta ley establece ciertos productos como prioritarios al momento de manejar sus desperdicios, tales como: neumáticos, envases y embalajes, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos y pilas o baterías
Aportar desde el día a día
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para que los productores se hagan cargo de los residuos, sabemos que la realidad es compleja. Para avanzar hacia una sociedad verdaderamente sustentable también tenemos que mejorar nuestros hábitos individuales. Por esto, desde el Instituto Jane Goodall Chile y el programa Roots & Shoots (Raíces y Brotes), hacemos énfasis en la importancia de adoptar prácticas de economía circular para reducir la generación de residuos y aumentar las tasas de reciclaje en el país.
La economía circular es un modelo de producción y consumo que busca reducir la generación de residuos, prolongar la vida útil de los productos y minimizar el impacto ambiental. A diferencia del modelo lineal tradicional («producir, usar y desechar»), la economía circular se basa en reducir, reutilizar, reparar, reciclar y regenerar. Este enfoque permite aprovechar al máximo los recursos, reducir la contaminación y disminuir la presión sobre el medio ambiente. Este gráfico lo ilustra bien:
¿Cómo aplicar la economía circular en la vida diaria en Chile? Existen una serie de acciones que puedes tomar para avanzar hacia este modelo. Aquí te dejamos algunos lineamientos que puedes practicar desde lo más básico:
1.- Reducir el consumo innecesario: Compra solo lo que necesitas y prefiere empaques biodegradables.
2.- Reutilizar antes de desechar: Usa botellas, bolsas, ropa y todo lo que puedas reutilizar. Intenta arreglar tus pertenencias en vez de desecharlas.
3.- Recicla correctamente: Separa plástico, vidrio, papel/cartón y orgánicos. Puedes llevar los residuos a puntos limpios o centros de reciclaje.
4.- Aprovecha los residuos orgánicos: Aprende sobre compostaje y participa en programas de recolección
5.- Apoya a empresas sostenibles: Prefiere productos hechos con materiales reciclados o biodegradables. ¿Conoces Magia y Cartón o Kalewun?
6.- Prefiere la movilidad sostenible: Usa bicicleta, transporte público o comparte auto para reducir emisiones.
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